En 1992 el Partizán de Belgrado disputó sus partidos de la Copa de Europa de baloncesto fuera de Serbia. Había estallado la Guerra de los Balcanes y se recomendaba no jugar en ningún país yugoslavo por seguridad. El Partizán eligió una mediana ciudad del extrarradio madrileño, Fuenlabrada, como sede. Ahí disputó la liguilla de una competición que terminó ganando en Estambul unos meses después. No, Orihuela no es Belgrado y en la Vega Baja vuelan los alcasiles, no los misiles. Cualquier analogía es exagerada. Pero en ambos casos hay un denominador común inherente a la miseria del hombre: dirigentes cobardes y sin altura de miras incapaces de ver más allá de sus barrigas. 

Quizá sea atrevido hablar de exilio, pero el CFP Orihuela Deportiva disputó el partido más importante de su corta historia frente al Balompédica La Cueva en Cox, a tan solo 7 kilómetros de su escenario habitual, mientras que en el principal campo de Orihuela se disputó una pachanga intrascendente. Quedan dos cosas claras para cualquier individuo mínimamente crítico: Las instalaciones de la ciudad son insuficientes y desfasadas; y la disposición que se hace de ellas depende más de favores y genuflexiones que de criterios deportivos.

El Deportiva salió sin miedo, buscó la espalda de la defensa castellonense e hizo circular el balón con más fluidez que en el partido de ida. El plan funcionó y a los 12 minutos de partido, en la segunda llegada clara de los amarillos, Roque Antolinos encontró la espalda de los centrales y cruzó el balón antes de que el portero rival pudiera salir (1-0). El golazo relajó el ambiente, pese a la importancia del partido, y desató la euforia pronto. Demasiado. Se nota que somos novatos en esto de celebrar cosas.

El mismo Roque alteró la disposición de La Cueva, que tras una galopada en la que dejó atrás a varios rivales verdiblancos, hizo cambiar a su defensa marcador de posición y modificó el juego de ayudas de los visitantes. Pese a que el CFP tuvo más difícil encontrar a Roque, eso permitió que apareciesen en el ataque otros jugadores. Además del omnipresente Rosendo, que ya había probado desde lejos con un gran chut, tanto Guille como Kino, con un mano a mano antes del descanso, pudieron ampliar la cuenta y cerrar la eliminatoria. 

El guion excluyó cualquier posibilidad de tranquilidad y celebración reposada, de esas que a cuenta de dar por hecho el futuro ascenso durante tantos minutos no se disfruta tanto cuando el árbitro pita el final. Un festejo casi forzoso, que cantas el We Are The Champions con la efusividad de Pedro Piqueras informando de una epidemia de malaria.

Pero no, claro. En el segundo tiempo, y pese a otra clara ocasión de Kino, La Cueva se volcó, comenzó a llegar con más peligro y tuvo jugadas para empatar, sobre todo a balón parado. Los cambios en el Deportiva daban aire para controlar la situación, pero el segundo gol no llegaba. Y no llegó. A falta de 5 minutos para el final llegó el último girito dramático de la temporada. En uno de los muchos balones colgados por La Cueva en busca del milagro, León atropelló al delantero visitante. Penalti. En caso de empate aún había tiempo para algunas llegadas más, con los consecuentes trombos e infartos de miocardio. León salvó un penalti que parecía que nadie quisiese tirar con una estirada fantástica. El portero local hizo enloquecer a la grada, que ahí sí fue consciente de que el ascenso estaba en la mano.

Los últimos minutos fueron una fiesta, y también las horas que sucedieron al final del partido. El CFP Orihuela Deportiva, primer club de la Vega Baja en adoptar el modelo de accionariado popular, era de primera regional. Y es normal que pensaran que un equipo creado por un grupo de amigos sería incapaz en nuestra tierra de desarrollar este modelo, acostumbrados como estábamos a los constructores y a los empresarios de las basuras al frente de los equipos de fútbol, a las compras de plazas cuando la pelota no entraba donde debía y a las subvenciones millonarias entre familias políticas y empresariales, en la única eliminatoria a ida y vuelta que siempre se juega en casa.

 

Por parte del CFP Orihuela Deportiva lucharon, ganaron y ascendieron: León, Cristian, Pedro Albarracín; Diego, Guille, Abel, José Berná, Sergio, Fede, Isidro, Vicente; Raúl Castaño, Trino, Bambi, Rosendo, Edu, Kino; Samu Guerrero, Yoel, Mario Valentinov, Roque, Manuel Jesús; Raúl, Laura, Carri, Fer, Juli y Mario Tormo.

Goles: 1-0 Roque Antolinos (12′)

Unas 1000 personas en el Municipal San Fernando de Cox

 

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