Cuando fundamos el CFP Orihuela Deportiva en abril de 2016 había quien ridiculizaba el concepto de “fútbol negocio”. Ser parte de la corriente de clubes de fútbol popular nos alineó en el imaginario colectivo como un club politizado, escorado a la izquierda y ajeno al mundo real. Para sorpresa de nadie, los realistas claman ahora justicia por una Superliga que solo puede pasmar a quien lleve décadas mirando para otro lado.

Esta debería ser una crónica para celebrar que el Deportiva vuelve a ganar y que se reivindica como un equipo vivo, con el alma suficiente como para remontar un resultado adverso fuera de casa. Para dedicarle un par de frases a esa fábrica de golazos llamada Rosendo. Pero no, esta anticrónica viene a condensar nuestra razón de ser y a recuperar los principios fundacionales del Deportiva en la semana de nuestro quinto cumpleaños.

La Superliga es el resultado natural del rumbo que tomó el fútbol hace algo más de 30 años. El Informe Taylor fue el punto de inflexión (y no la cacareada Ley Bosman) de lo que se ha ido sucediendo. Una gentrificación de los estadios previa a la fundación de la Premier League o de la Champions League. Después, una mercantilización a toda mecha con los consecuentes cadáveres por el camino. Fondos de inversión, pelotazos urbanísticos, subvenciones millonarias en matrimonios futbolístico-políticos, derechos de televisión centralizados, una burbuja que no termina de explotar y un duelo entre mercados locales y globales donde el que más ha perdido es el hincha. El aficionado tiene menos cuota de participación e influencia que nunca en un producto ajeno al romanticismo o a la democracia en los clubes de fútbol. Un modelo industrial de nuestro tiempo. Una consecuencia lógica.

El fútbol negocio era y es esto. Mercantilización a palo seco. La Superliga, se celebre o no, es una sublimación de lo que cientos de clubes y particulares llevan advirtiendo desde hace mucho.

Tomar partido por la UEFA o por los clubes desertores es poco menos que elegir entre susto y muerte. UEFA y FIFA llevan décadas operando bajo sus propias normas y funcionando gracias a pasta tiznada de sangre, petróleo y lágrimas.

La esencia del fútbol comunitario, con las contradicciones inevitables y con las que sí deberíamos evitar, es lo que nos mantiene aquí 5 años después. Si tanto te repugna ese fútbol moderno en el que el negocio se antepone al hincha, al club, a la historia o al amor por el juego, recházalo aunque seas minoría. Si crees que es una vergüenza que se dispute el Mundial de Qatar, no escondas debajo del mando de la tele a sus 6500 muertos.

Mientras asistimos a las volteretas semánticas de un club de ricachones a la fuga que habla de “solidaridad”, “igualdad” o “justicia”, la escenografía habla de una batalla entre millonarios por el relato que solo interesa a mirones de la opulencia. Un bochorno del que participarán Estados y organizaciones porque el fútbol en Europa es religión, política y espectáculo en una sola dosis. Y esa vacuna tiene una efectividad del 100%.

Por parte del CFP Orihuela Deportiva lucharon y vencieron: León; Jara, Libu (Fabián), Hamza, Julio (Guille); Mario Sánchez, Rosendo, Joaquín; Roque (Nabil) , Samu Guerrero (Abel) y Mario López (Espadas). Ent: César Álvarez

Goles: 1-1 Rosendo, 1-2 Hamza

Partido a puerta cerrada en El Palmeral de Callosa

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